miércoles, enero 30, 2008

"NINGÚN ASESINATO ES MALO": ÁLVARO URIBE VÉLEZ


Hace más de un año, el Presidente de Colombia, pronunció esta frase. Y todo sigue igual. Qué digo: peor.

¿Puede alguien en un país decente, civilizado, coherente con la Ley, pronunciar esta frase? ¿Puede ese alguien ser el Presidente de una República? ¿Puede, después de decirlo, sostenerse en el Poder? Pues para vergüenza de todos los colombianos del presente, la respuesta es sí. Les contaré cómo y cuándo sucedió. A lo mejor alguno de los lectores fue testigo.

El noticiero de las siete de la noche – el más visto – de cierto canal privado de televisión comenzaba su emisión. “Ahora Más-cara col Noticias”. Así tienen el cinismo de comenzar. Última Hora: Pasan el video sin introducción. Primer plano del señor Álvaro Uribe Vélez: “Ningún asesinato es malo… (silencio)… ningún asesinato es bueno” Se refiere al presunto hallazgo de los restos de Carlos Castaño, supuesto cabecilla de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC – para ciertos librepensadores y anarquistas la sigla significa Álvaro Uribe y Compañía), que han sido mostrados a la prensa con bombos y platillos.

Luego, el Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán Arana, anuncia que su despacho tiene la certeza “de un noventa y nueve punto noventa y nueve punto (sic) noventa y nueve por ciento” de que los restos son de Castaño. Vale la pena preguntarse acá si este invento del segundo punto decimal no habría que patentarlo, o ¿será que esta lógica es heredada del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE - cuya dirección ha visto pasar a más de tres funcionarios en el último año, por “no cuadrar las cifras del gobierno con la realidad”? Si no fuera porque están hablando de los restos de alguien, la cosa parecería un sketch del programa humorístico más antiguo de la televisión colombiana: Sábados Felices, pero no. Además, que el humorista más importante de las últimas décadas en Colombia, Jaime Garzón, fue asesinado vilmente, por una supuesta orden que dio el señor del que supuestamente han hallado los restos.

¿Es Colombia un país viable, sostenible, con este tipo de dirigencia que nos gastamos? ¿Cómo es que un Presidente comete semejante lapsus en horario triple a y nadie dice nada? ¿Cómo es posible que los más aguzados analistas y/o columnistas del país lo hayan pasado por alto? “Ningún asesinato es malo”. Esa frase, con toda su contundencia macabra resume el ideario político y filosófico de Uribe Vélez. Y yo le agregaría algo más: “Ningún asesinato es malo, sólo el de mi papá”. Esa es la lógica destructiva que gobierna, impera, manda en Colombia desde hace por lo menos 50 años.

La frase ha cambiado de dueño a lo largo de nuestra historia reciente. La pronunciaban los chulavitas, las guerrillas liberales, las autodefensas campesinas del Tolima, los gaitanistas, los laureanistas, los que vinieron después, los del M-19, los del ELN, los de las FARC, los narcotraficantes, los sicarios, los generales, los comisarios, los pepes, los bandidos, los de las AUC, los del frente nacional, los conservadores, los liberales, los del partido comunista, los policías, los militares, los paramilitares, los testaferros, las señoras que van a misa, los sacerdotes, los gobernadores, los diputados, los concejales, los ministros, los senadores, los representantes, los alcaldes…

Hasta que por fin la frase logró instalarse en el solio de Bolívar. La desastrosa filosofía de la muerte del otro, a como de lugar, si el otro es un estorbo en el camino, si el otro es distinto, si piensa distinto, si actúa distinto, si representa un peligro “para los ideales de la democracia o de la república”. Tal como el mismísimo Simón Bolívar mató, decapitó, fusiló y condenó gente en aras “de la revolución, de la independencia, de la libertad”.

Si, ya sé, el panorama que pinto es desolador. Pero es que no hay forma de salir del atolladero sino somos capaces de reconocer que lo que hoy nos gobierna en Colombia es la lógica del exterminio, del sicario disfrazado de demócrata, del asesino que usa las armas del Estado contra el pueblo.

Por eso les solicito a los señores de la guerra, a los señores del poder, que se desarmen. Por que nada de lo que haga, señor Uribe, devolverá la vida a sus padres. Como no se la ha devuelto a ninguno de las cientos de miles de víctimas que ajustamos desde nuestras “luchas por la independencia”. Que lo único que logra sembrar esta especie de ley del talión magnificada es más rencor, más sangre vertida, más desdicha, más dolor, más huérfanos.

Por todo ello, señores “de las montañas de Colombia”, barones de la mafia, señores de los casinos del ejército, señores dueños de los miedos de comunicación: paremos la guerra. Es posible, sólo si lo queremos. Ahora, sabemos que mientras más guerra, más miedo habrá y, mientras más miedo, más recursos para sus uniformes, más contratos para sus armas de mierda, más comisiones, premios y méritos por “dar de baja” a colombianos como ustedes. ¿O es que no se han dado cuenta que a los que matan también tienen cédulas colombianas?

¿Por qué, entonces, hemos de celebrar el asesinato de unos colombianos y lamentar el de otros? ¿Acaso la muerte por bala es distinta dependiendo del calibre? ¿Acaso no se dan cuenta que casi tienen el mismo uniforme? ¿Entonces, por qué seguir peleando el uno contra el otro? ¿Qué tipo de deudas consigo mismo tiene que saldar aquel que necesita un arma para demostrar su hombría? ¿Qué tipo de falencias tiene aquel que empuña una pistola? ¿Qué vacíos en su interior pretende llenar con el ruido de las metrallas?

Sepan ustedes que no ha habido, señores de la guerra, en la historia, NINGUNA guerra en la que haya ganado La Humanidad. Porque justamente La Humanidad es lo que SIEMPRE pierde en los conflictos, en las confrontaciones bélicas, en el campo de batalla. Y apelo a ese rasgo, a ese filón, a ese destello de Humanidad que vive en ustedes, para decirles ¡basta! No queremos más viudas, más huérfanos, más víctimas. Ha llegado la hora de recuperar uno de los significados de Humanidad, el de la “benignidad, mansedumbre, afabilidad”.

Ha llegado la hora de recordarles que ustedes, al igual que los que están del otro lado del fusil, son Seres Humanos y, justamente, recordarles que Humano es aquel que se “compadece de las desgracias de sus semejantes”.

Por Juan Ensuncho Bárcena
Escritor y Periodista

1 Comments:

Anonymous Elecciones 2010 said...

Ya es hora de buscar el cambio, no podemos permitir que este gobierno fascita siga terminando con el pueblo Colombiano, debemos salir en las elecciones de 2010 a votar por un buen dirigente, que muestre amor por el país y no por el poder, recientemente encontre un portal colombiano dedicado a brindar información clara y objetiva sobre todos los candidatos presidenciale, y todo lo que tiene que ver con las elecciones de 2010.

11:39 p. m.  

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